La pulparaña superpoderosa

Estoy pensando seriamente en cambiar el título de este blog. Que se llame: "El Pulpo que te abraza" en vez de "El Diario de una Artesana". Últimamente no hablo de otra cosa que no sean pulpos y tentáculos.

El título sería acertado. He notado que en las últimas semanas me crecieron tres pares de brazos y manos más. Y he hecho en el mismo tiempo, el doble de tareas que hago habitualmente.

De otra forma no me lo explico. Definitivamente, estoy empezando a convertirme en los bichitos que tejo. ¡Ahora soy una pulpa gigante! O ¿una araña gigante que teje? Bah, ¡que se yo! Ambos bichos tienen ocho extremidades.

Sí, ya sé que soy: soy una pulparaña. Tejo, escribo, cambio los pañales del niño de los pantalones divertidos, lavo los platos y contesto mails y mensajes... ¡todo al mismo tiempo!

Con mis manos-patas-tentáculos superpoderosos atiendo los menesteres de mi hogar, emprendimiento y proyecto solidario. Y todavía me queda tiempo para  grabar videítos caseros que mando por Whatssap ayudando a las chicas a aprender a tejer medio punto, y un moño de Minnie Mousse para souvenir. O para tirarme en el piso con la escoba en la mano tratando de limpiar las pelusas y tierra acumuladas debajo de la cama.

¡Si! ¡Eso es! ¡La Pulparaña Superpoderosa, eso soy! ¡Me encanta mi nueva identidad! ¡Ya soy una superheroína! ¡Tiembla She-ra y la Mujer Maravilla!

Si, y retomando el hilo inicial: me la paso hablando de pulpos, porque no es casualidad que me haya convertido en uno de esos seres invertebrado para poder tejerlos luego. Bromas aparte, esa parece ser mi vida actual últimamente. Una vida hiperactiva de la que también estoy cosechando muchas satisfacciones que me llenan el corazón y el alma.

Lejos de lamentarme por las circunstancias actuales, me siento más viva y felíz que nunca.

Después de la convocatoria de tejedoras en Corrientes, me enfoqué de lleno en participar activamente junto con Silvia y el grupete hermoso de tejedoras que se formó, en la organización del proyecto Abrazos de Pulpitos aquí en Resistencia.

Tuvimos una semana agitadísima. De idas y venidas. De mensajes y audios eternos. De una participación inmensa de la gente que quiere colaborar desinteresadamente. Así como tuvimos contratiempos, tristezas, personas de intenciones dudosas... Pero todo lo negativo iba siendo superado gracias al apoyo y la contención del hermoso grupo humano que se gestó en torno a esta causa solidaria.

Ayer hicimos nuestra primera pequeña reunión de tejido, con mate, tereré, chipa y pastafrola. Dejaré por aquí el enlace al video en vivo que subió a Facebook una de las chicas, Amanda, para los que quieran conocernos mejor y ver de cerca como estamos trabajando.
Primer Encuentro Pulpero en Resistencia

Una tribu de pulparañas superpoderosas unidas por la causa de tejer pulpitos en crochet para bebés prematuros. Madres, esposas, amas de casa, trabajadoras, artesanas, tejedoras con mil y un cosas por hacer en sus casas y en sus vidas, pero con el corazón demasiado grande para sumarse a participar en el proyecto. 

Ver y experimentar todo eso desde dentro es una satisfacción enorme y plena, que me genera una infinita gratitud hacia la Vida.

Y como aún este blog no es "El diario de una Pulparaña", sino el de una artesana; no sé si debido a que de repente me vi más expuesta a la mirada pública o porque de golpe conocí a demasiada gente, me llegaron muchísimas solicitudes no sólo de amistad, si no también de nuevos encargos.

Supongo que era lógico que pasara. La comunidad de Aramela Artesanías creció muchísimo, y más gente tuvo acceso a mis trabajos. Evidentemente lo que vieron fue de su agrado, porque he tomado nuevos pedidos. Y he tejido otros encargos en menos de dos días en simultáneo con los pulpos solidarios.

Al conocer mucha gente, también conocí nuevas historias de vida. Algunas conmueven y movilizan tanto, que me pasé buena parte de la semana moqueando y dejando escapar lagrimitas involuntarias. Historias como la de esa mamá que tuvo un bebé prematuro que falleció, y aprendió a tejer sólo para poder hacer luego pulpitos para ayudar a otros bebés a que sobrevivan y se recuperen. Ella encontró gracias a este proyecto, una forma de amor altruista para curar su dolor.

Cosas como esas nos dejan atónitas, heladas. Y también nos cargan las pilas para seguir avanzando con esto tan lindo, que dicho sea de paso, crece día a día enormemente, que por momentos no damos crédito a lo que sucede. Ya dejé de preguntarle a Silvia: ¿En que lío nos metimos? porque lo tenemos totalmente asumido.

Ahora nos preguntamos con que nombres vamos a bautizar a cada pulpito que nazca de nuestras manos, y nos reímos a carcajadas de aquella pulpita con ojos de china que tejió Paola, y que Solci bautizó "La Pulpa Suárez". Ya tenemos la Pulpa Charleston, con una vincha con flor característica de los años '20. Y por supuesto también tenemos nuestro propio pulpo Paul.

Hoy, como Pulparaña Superpoderosa recién estrenada, me he tomado mi tiempo para escribir estas líneas, pero no me demoraré mucho más. Todavía hay un Henry Monstruito, un poco más avanzado que en los primeros post de este diario esperando su turno para obtener su segundo cuernito, y unos cabecitas amigurumis soñando con convertirse algún día en los Beatles de Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band.

Y no me olvido ni por un segundo de unos pequeños guerreros adentro de cajas transparentes esperando a recibir su pulpito. 

No se como se llame lo que estoy haciendo, profesión no es. ¿Oficio? ¿Hobby? ¿Pasatiempo? Como sea que se denomine esta afición, me voy a seguir haciendo lo que amo hacer. Me voy a seguir tejiendo sueños... ¡Me voy a seguir cumpliendo mi misión de Pulparaña Superpoderosa!

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